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Origen del Pepino
 
El pepino tiene sus raíces en las regiones tropicales del sur de Asia y se ha cultivado en la India durante más de 3.000 años. Desde la India, su cultivo se expandió a Grecia y, de allí, a Roma. Posteriormente, los romanos introdujeron el pepino en otras partes de Europa. Aparecen registros de su cultivo en Francia en el siglo IX, en Inglaterra en el siglo XIV y en Norteamérica a mediados del siglo XVI, cuando Cristóbal Colón llevó semillas a América.
 
Características de la Planta del Pepino
 
Raíces: La planta de pepino desarrolla un sistema radicular robusto, que incluye raíces secundarias superficiales y finas de color blanco. Además, tiene la habilidad de emitir raíces adventicias por encima del cuello.
 
Tallo: Los tallos son angulosos y espinosos, con un crecimiento rastrero y trepador que puede alcanzar hasta 3,5 metros de longitud. Cada nudo del tallo produce una hoja y un zarcillo, y en la axila de cada hoja se emiten brotes laterales y flores.
 
Hoja: Las hojas del pepino son simples, con un largo pecíolo y un gran limbo acorazonado que generalmente posee tres lóbulos. El lóbulo central suele ser el más pronunciado y termina en punta. Las hojas son de color verde oscuro y están recubiertas por un fino vello. Se disponen de forma alterna y opuesta a los zarcillos.
 
Flor: Las flores del pepino tienen un corto pedúnculo y pétalos amarillos. Estas flores aparecen en las axilas de las hojas y pueden ser hermafroditas o unisexuales.
 
Fruto: El fruto del pepino es una pepónide que puede ser áspera o lisa, dependiendo de la variedad. Su color varía desde un verde claro hasta un verde oscuro, y finalmente, alcanza un tono amarillento cuando está completamente maduro. Sin embargo, la recolección se realiza antes de que alcance la madurez fisiológica.
 
Condiciones de Crecimiento:
 
Temperatura: El pepino es menos exigente en cuanto al calor que el melón, pero más que el calabacín. Las temperaturas diurnas entre 20°C y 30°C no afectan significativamente la producción, aunque temperaturas más altas, hasta 25°C, resultan en una producción más temprana. Por encima de los 30°C, pueden surgir desequilibrios en el crecimiento de las plantas.
 
Humedad: Requiere elevados niveles de humedad, especialmente debido a su gran superficie foliar. La humedad relativa óptima durante el día oscila entre el 60% y el 70%, mientras que durante la noche, es del 70% al 90%. Sin embargo, los excesos de humedad diurna pueden reducir la producción debido a la disminución de la transpiración y, en consecuencia, de la fotosíntesis, aunque esta situación es poco común.
 
Suelo: El pepino puede cultivarse en suelos de estructura suelta y bien drenados, con suficiente materia orgánica. Aunque es medianamente tolerante a la salinidad, no la tolera en exceso, ya que puede dificultar la absorción de agua y afectar el crecimiento de la planta.
 
 
Marcos de Plantación: Los marcos de plantación pueden variar según el tipo de cultivo y la intención de la cosecha. Para cultivos tempranos con la intención de realizar un cultivo de primavera posteriormente, se suelen utilizar marcos más pequeños, como 1,5 metros entre hileras y 0,4 metros entre plantas, o 1,2 metros entre hileras y 0,5 metros entre plantas. Estos factores son clave para el cultivo exitoso del pepino.
 
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