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Historia y Origen: La col de Bruselas es uno de los pocos vegetales cuyo nombre se deriva de su lugar de origen. En la Edad Media, esta hortaliza se cultivaba en Flandes, que hoy en día es parte de Bélgica. Su apariencia llamaba la atención, y los alemanes la denominaban "Rosenkohl", una combinación de "rosa" y "col" que describía de manera perfecta su aspecto, similar a los capullos de rosa.
 
Cultivo en Contenedores y Macetas: Para cultivar col de Bruselas en tu hogar, necesitarás varios contenedores o macetas, cada uno destinado a una plántula. Asegúrate de que estos contenedores tengan un tamaño mínimo de 20 cm. Planta tus plántulas en tierra que haya sido enriquecida con un sustrato especial para hortalizas, lo que permitirá un crecimiento compacto. Coloca las macetas en una ubicación soleada. Si cuentas con más espacio, puedes optar por cultivar la col de Bruselas en la tierra, disponiéndolas en líneas con una separación de 70 a 100 cm y una distancia de 50 a 60 cm entre cada planta.
 
Riego y Abonado: El riego de las coles de Bruselas requiere regularidad pero sin excesos para evitar encharcamientos que puedan propiciar plagas y enfermedades. Además, puedes enriquecer la tierra con compost orgánico. Sea cual sea tu elección de abono, asegúrate de que contenga niveles adecuados de fósforo y potasio, fundamentales para el crecimiento saludable de esta hortaliza.
 
Uso de Tutores: Si tu terraza o balcón es propenso a fuertes vientos, considera utilizar tutores para prevenir posibles daños al tallo de tus plantas. Esta precaución ayudará a mantener tus plantas de col de Bruselas seguras y saludables en todo momento.
 
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