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Elección del lugar: La espinaca prefiere un lugar con sombra parcial a pleno sol y un suelo bien drenado con abundante materia orgánica.
 
Preparación del suelo: Antes de plantar la espinaca, es importante preparar el suelo aflojando la tierra y agregando compost para mejorar la calidad del suelo.
 
Plantación: Si estás plantando un plantín de espinaca, debes plantarlo en un agujero que sea dos veces más grande que el tamaño del contenedor original. Es importante enterrar el tallo hasta el primer par de hojas para que la planta desarrolle raíces adicionales y sea más resistente.
 
Riego: La espinaca necesita un riego regular para mantener el suelo húmedo. Es importante no regar en exceso, ya que esto puede provocar que las raíces se pudran. Es mejor regar profundamente unas pocas veces por semana en lugar de regar superficialmente con más frecuencia.
 
Fertilización: La espinaca necesita una fertilización regular para mantenerse saludable. Es recomendable aplicar un fertilizante orgánico una vez al mes durante la temporada de crecimiento.
 
Guía de crecimiento: A diferencia de otras plantas, la espinaca no necesita ser guiada, simplemente se dejará crecer y expandirse naturalmente. Sin embargo, es importante mantener el área alrededor de la planta libre de malezas para evitar la competencia por los nutrientes.
 
Cosecha: La espinaca está lista para ser cosechada cuando las hojas tienen un tamaño de 4 a 6 pulgadas. Es importante no dejarlas en la planta por demasiado tiempo, ya que pueden comenzar a florecer y desarrollar un sabor amargo.
 
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